A lo largo de la vida encontraremos varios tipos de personas. A uno de ellos podríamos llamarlos el camaleón.
El camaleón es una persona “encantadora” que domina una serie de técnicas rápidas y fáciles que pueden dar resultado en situaciones a corto plazo. Es capaz de producir impresiones favorables mediante el encanto y la habilidad, fingiendo interesarse en de las otras personas. Sin embargo, en el largo plazo, se observa que no hay una integridad profunda y una fuerza fundamental del carácter, los desafíos de la vida sacan a la superficie los verdaderos motivos, y el fracaso de las relaciones humanas reemplaza al éxito a corto plazo.
No puede haber amistad sin confianza, ni confianza sin integridad.
Los errores forman parte de la vida y son esenciales para el crecimiento personal. Como en el dicho «la felicidad es fruto del buen criterio, el buen criterio es fruto de la experiencia y la experiencia es fruto del mal criterio».
Lo que sí es malo es cometer una y otra vez los mismos errores. Eso demuestra una falta de conciencia de sí mismo, la cualidad que precisamente distingue a los humanos de los animales. Sólo el ser humano es capaz de distanciarse de sí mismo y analizar lo bueno y lo malo de sus actos. Averigua lo que está bien y lo que está mal en tu vida. Y luego trata de hacer mejoras.