Estilos de comunicación
Las personas con un estilo de comunicación agresivo explotan ante los problemas. Suelen menospreciar el trabajo de los demás, piensan que ellos siempre tienen la razón. Son dominantes, invaden el espacio de las personas y les gusta ser el centro de atención.
Las personas que tienen el estilo de comunicación pasivo, en cambio, no explotan: agraden de una forma más sutil pero quizá más dañina. Suelen ser sujetos inseguros y temerosos de tomar riesgos; esconden sus verdaderas emociones e intenciones y las realizan de forma sibilina.
Tanto el pasivo como el agresivo son estilos de comunicación en los que se presenta un déficit de respeto. En el medio está la virtud. Y a este punto medio se le llama comunicación asertiva.
Interpretaciones en la comunicación. Anécdota
Un conductor que tomaba una curva se encuentra con un coche que viene de frente ocupando su carril y tiene que hacer una maniobra brusca para no chocar. Además del susto, la mujer que conducía el coche de enfrente le grita “burro”.
El conductor, muy enfadado, le contestó rápidamente “vaca”. Al salir de la curva, se chocó con un burro que estaba en mitad de la carretera.
Esta situación ilustra la importancia de darse cuenta de que cuando observamos el comportamiento de otra persona, lo único que percibimos es la acción que realiza en su aspecto exterior –la mujer le ha gritado “burro”–, pero no podemos percibir directamente el motivo que dicha persona busca al actuar, es decir, su intención. Es vital darse cuenta de esto, para evitar realizar interpretaciones poco realistas a la hora de entender la acción de los demás.