Es muy importante aprender a perder y tener la correcta actitud ante el fracaso. El fracaso siempre va a llegar, de una forma u otra. Es lo normal en la vida, que no salgan siempre y en todo las cosas bien. Y ante un fracaso algunas personas muy válidas se hunden y no son capaces de salir del pozo. Otras sin embargo, quizás menos válidas, son capaces de resurgir de sus cenizas y volver a intentarlo.
El fracaso es no tener el coraje de intentarlo. El fracaso es esencial para triunfar. El fracaso nos pone a prueba y nos permite crecer. Nos guía, además, por el camino del esclarecimiento.
Los maestros de Oriente dicen que cada flecha que da en la diana es el resultado de cien flechas erradas. Sacar partido de la pérdida es una ley fundamental de la naturaleza y es bueno siempre que se se aproveche para mejorar, ya que se puede aprender más de los errores que de los aciertos.
El fracaso no significa que he sido un desgraciado; significa que me atreví a probar.
El fracaso no significa que soy inferior; significa que no soy perfecto.
El fracaso no significa que nunca lo haré; significa que necesito más paciencia.