Cambios en la empresa
Cualquier mejora es un cambio, pero no todo cambio es una mejora.
Y todo cambio es percibido como una amenaza a la seguridad, ya que obliga a salir de la zona de confort. Siempre habrá alguien quien verá al cambio sugerido como una amenaza a su propia seguridad. Lo que probocará una gran ¡Resistencia emocional!
El proceso de la resistencia emocional, sea este con las ideas o con las personas, puede entenderse como un proceso subjetivo que, muchas veces, es simple de identificar cuando alguien cumple la función de observador externo. La gente no se resiste al cambio, se resiste a ser cambiada.
Solo podemos superar una emoción con una emoción más fuerte. No se trata de cambiar o de salir de la zona de confort y experimentar por el mero hecho de hacerlo. Se trata, primero, de tener claro a dónde hay que disparar la flecha y luego atreverse a hacerlo. Dar motivos, lógicos y emocionales, para iniciar el cambio.
Os dejo una interesante idea de William Ouchi: «Por lo general, un pequeño grupo de no más de ocho o diez personas se reúne ante una mesa para discutir un problema y sugerir soluciones alternativas… Consideran que se llega al consenso cuando cada miembro puede decir a los demás estas tres cosas:
- Creo que usted entiende mi punto de vista.
- Creo que comprendo su punto de vista también.
- Aunque yo prefiera o no esta solución, lo apoyaré porque llegamos a esto de una manera abierta y justa.
Empieza con lo pequeño, para terminar con lo grande
Cuando el miedo enseñe su horrible cabeza, córtasela de cuajo. Para ello lo mejor es hacer precisamente esa cosa que temes. Busca metódicamente y luego destruye todos los miedos que se han colado en la fortaleza de tu mente. Empieza con lo pequeño, para terminar con lo grande.
No pasa nada por pedir ayuda, a profesionales o a buenos amigos con sentido común. El pedir ayuda no nos hace más débiles; nos hace más humanos. ¿No te gustaría a ti que te pidiese ayuda un amigo?
Muchas gracias, por la breve explicación de resistencia…