Ante un mismo hecho objetivo caben dos posibles actitudes: la positiva y la negativa. Tenemos como ejemplo la anécdota de dos vendedores de zapatos que fueron enviados a una isla a vender.
El primero se sintió desalentado al darse cuenta que nadie en la isla usaba zapatos. Inmediatamente envió un telegrama a su oficina diciendo: «Regresaré mañana. Nadie usa zapatos aquí».
El segundo vendedor se emocionó mucho cuando vio lo mismo. Inmediatamente envió un telegrama diciendo: «Por favor, envíenme 5.000 pares. Todo el mundo aquí necesita zapatos».
Así es como tenemos que ver la vida, con la objetividad de los hechos pero con una actitud que se queda con lo positivo.
Muy buena