Administración o liderazgo
La administración se centra en un límite inferior: ¿cómo puedo hacer mejor ciertas cosas?.
El liderazgo aborda los límites superiores: ¿cuáles son las cosas que debo realizar?
Los administradores van cortando la maleza, limpiando el camino, afilando los machetes, estableciendo hojas de trabajo y programas remunerativos para los macheteros…
El líder es el que trepa al árbol más alto, supervisa toda la situación, y grita: “¡Selva equivocada!”.
Bendita competencia
Hace poco he leído la siguiente idea: «iniciar un negocio sin competencia resulta muchas veces más arriesgado que empezar enfrentándose a la existencia de competidores». Mi primera reacción fue de escepticismo. Pero tras leer el artículo, veo que tiene parte de razón. Os dejo un resumen de la idea y el artículo original.
Aunque parezca paradójico, al iniciar un negocio sin competencia resulta muchas veces más arriesgado que empezar enfrentándose a la existencia de competidores. Cuando otros se han abierto camino en un sector determinado, el que llega después tiene un camino más «trillado». Puede comparar, analizar las ventajas e inconvenientes que tiene el negocio del vecino, sus estrategias de éxito, sus puntos débiles… y salir al mercado ofreciendo algo mejor y más competente.
Es importante saber elegir a los competidores. Es decir, determinar a cuál o cuáles de ellos se va a enfrentar. Desde este punto de vista, abrir un negocio constituye una contienda. El objetivo no es destruir al contrario, pero sí arrebatarle cuota de mercado.
Optar por enfrentarse al competidor más débil no suele traer resultados positivos. Funciona mejor tomar en consideración al más fuerte, al mejor, ya que así se peleará – se consiga o no- por llegar a ser los primeros, los mejores.
Capital Intelectual
A principios de los años 80, más del 60% del valor de una empresa correspondía a los activos tangibles de la misma (terrenos, maquinaria…).
A finales de 2000 esta cifra es menor 30%. Las empresas más significativas en Internet (Google, Ebay, Amazon…) poseen un valor de los activos tangibles del 10% e incluso menos. Existe una realidad que muchas veces no se tiene suficientemente en cuenta en las empresas. Hablamos del Capital Intelectual.
Si realizamos un símil con un árbol, el Capital Intelectual hace referencia a la parte no visible pero fundamental del mismo: las raíces. Sin ellas sería imposible que el árbol diera sus frutos (resultados económicos).
El capital intelectual depende en gran medida de las personas que trabajan en la empresa, por lo que este puede ser un motivo más para tratar bien a los empleados.
El saber hacer en parte se puede quedar dentro de la empresa documentando los procesos, pero la creatividad y las personas que solucionan problemas no se pueden «documentar».
¿Quién se ha llevado mi queso?
Hace más de una década, Volvo construyó una planta de ensamblaje radicalmente nueva en Kalmar, Suecia. Representantes de la industria automotriz norteamericana y algunos periodistas viajaron a conocerla. Casi sin excepción afirmaron que esa idea no funcionaba y que de ninguna forma podría funcionar en los Estados Unidos.
10 años después, cuando la industria automotriz norteamericana estaba a punto de irse a pique, volvieron a evaluar la idea implementada en a planta de Kalmar y desde entonces no han dejado de imitarla.
Muchas veces los responsables de las empresas tienen un tremendo miedo al cambio y a la innovación. Por eso, en época de crisis todo el mundo se apunta el cambio. Uno se da cuenta de que por el camino que iba ya no hay salida y no queda más remedio que buscar otro. Algo parecido se cuenta en el libro ¿Quién se ha llevado mi queso?
La mujer del Cesar. Percepción
¿Cuándo corregir?
Interesante lectura Fuente Pablo Cardona, En busca de las competencias directivas.
Las competencias directivas y el uso de la evaluación 360.
Cuidar la salud mental
La salud mental es como un depósito de gasolina, mientras el depósito esté lleno, la máquina seguirá funcionando. Sin embargo, el estrés, el trabajar sin pausa, la presión, las muchas obligaciones, los conflictos…. van reduciendo poco a poco la gasolina.
Además, puede ser que genéticamente seamos propensos a alguna enfermedad mental, como la depresión o la ansiedad, ese equivale a tener una perdida en nuestro depósito.
El descanso, el deporte, las excursiones, las aficiones…. funcionan como un repostaje. Mientras sepamos gestionar la entrada y salida de gasolina no habrá problema. Pero si no prestamos atención al coche, tarde o temprano tendremos nos quedaremos tirados en la cuneta y entonces la solución no es tan sencilla.
Hay personas que pueden asumir una gran cantidad de trabajo en poco tiempo y realizarlo satisfactoriamente, pero siempre saben cuándo tienen que hacer un descanso. Se toman el tiempo necesario para relajarse y recargar baterías. Trabajar sin pausa bajo una gran presión (es decir, con muchas obligaciones que cumplir) para terminar rápidamente un encargo, no constituye siempre la estrategia adecuada.
Con esta forma de trabajar podremos finalizar tareas rápidamente, pero si mantenemos el mismo ritmo durante un período prolongado, el tiempo nos pasará factura e incidirá negativamente en nuestro rendimiento, productividad, relaciones personales y salud. Es como conducir un coche sin parar para repostar.