Muchas personas experimentan un cambio de pensamiento cuando afrontan una crisis que amenaza su vida y de pronto ven sus prioridades bajo una luz diferente, o cuando asumen un nuevo rol, como el de esposo o esposa, padre o abuelo, directivo o líder. Los paradigmas son poderosos porque crean los cristales o las lentes a través de los cuales vemos el mundo.
Por ejemplo, hasta que se elaboró la teoría de los gérmenes, un alto porcentaje de mujeres y niños morían durante el parto, y nadie entendía el motivo. En las escaramuzas de la guerra, eran más los hombres que morían de pequeñas heridas y de enfermedades que en la propia batalla.
Pero en cuanto se desarrolló la teoría de los gérmenes, un paradigma totalmente nuevo, un modo mejor y perfeccionado de comprender lo que sucedía, hizo posible un perfeccionamiento médico extraordinario, significativo.
Nuestros paradigmas, correctos o incorrectos, son las fuentes de nuestras actitudes y conductas, y en última instancia de nuestras relaciones con los demás.