Anécdota de la gasolinera
Hay poca diferencia entre las personas, pero esa poca diferencia es la actitud que es lo realmente importante.
«Hace unos años, conduciendo en un largo vieja, me detuve en una gasolinera. Era un día lluvioso, pero los empleados de la gasolinera trataban de atender a los clientes con eficiencia. Me impresionó esa atención de primera clase y entendí la razón cuando leí el rótulo en la puerta principal»:
Las 6 razones por las que se pierden los clientes:
- 1% Se mueren.
- 3% Se mudan.
- 5% Consiguen otros amigos.
- 9% Por razones competitivas (precio).
- 14% No están satisfechos con el producto.
- 68% ¡Por la actitud de indiferencia de algunos empleados!
Saber, poder y querer. Aspectos básicos en la selección de personas
Los aspectos en que hay que fijarse para seleccionar a un buen empleado podrían resumirse en tres: saber, poder y querer. Lo que queremos decir es que hay que encontrar a alguien que sepa hacer las cosas (o que tenga la capacidad de aprendizaje), que además posea las habilidades necesarias para desarrollar ese cometido y, por supuesto, que tenga la motivación necesaria para querer hacerlo.
Vamos a desarrollar la idea con el ejemplo de un deportista.
En primer lugar tiene que conocer la técnica del deporte y las reglas del mismo. Sobre esa técnica y esas reglas podrá ir desarrollando su propio estilo con más o menos eficacia.
En segundo lugar tiene que tener unas capacidades físicas y mentales para ese deporte: fuerza, velocidad, resistencia… Parte de esas capacidades serán innatas y parte vendrán fruto del entrenamiento.
En tercer lugar deberá querer triunfar. Son muchas las veces en las que un deportista que podría haber alcanzado grandes logros se convierte en deportista efímero, que llega a un buen nivel pero que enseguida se abandonan. El factor de la voluntad es quizás más importante que el conocimiento y la capacidad. Y esa voluntad de la que hablamos se alimenta de la motivación intrínseca que tenga el deportista y también de la motivación extrínseca (entrenador, premios, records….).
El valor de una persona no depende de los otros
Me gusta el pensamiento de Jutta Burggraf
Cada hombre puede ofrecer al mundo muchas sorpresas, aportar pensamientos nuevos, soluciones originales, actuaciones únicas. Es capaz de vivir su propia vida y de ser fuente de inspiración y apoyo para los demás.
Si una persona no utiliza sus piernas para caminar, la consideramos «rara» o probablemente enferma; pero si no usa su entendimiento para pensar, ni su voluntad para decidir, casi no nos damos cuenta de su estado peligroso, porque estamos acostumbrados a no vivir a la altura de nuestras mejores posibilidades. Con frecuencia, no realizamos la capacidad más rica y profunda que tenemos: nuestra libertad.
—
Libertad para decir que no a tu horario. Tu horario tiene que ser tu sirviente, nunca tu señor.
Muchas veces en la vida se requiere la subordinación de la agenda a las personas. La clave no es dar prioridad a lo que está en la agenda, sino ordenar en la agenda las prioridades y la primera prioridad en la mayoría de los casos son las personas que te rodean.
Anécdota de empresas. El leñador y la importacia de la formación
Una vez me encontré con una persona que estaba trabajando cortando árboles sin parar en un bosque. Para ello utilizaba una sierra.
— ¿Qué estás haciendo? —le pregunté.
—¿No lo ves? —respondió con impaciencia—. Estoy cortando este árbol.
—¡Se te ve exhausto! —le dije—. ¿Cuánto tiempo hace llevas trabajando?
—Más de cinco horas, y estoy molido. Esto no es sencillo.
—¿Por qué no haces una pausa durante unos minutos y afilas la sierra? —le pregunté—. Estoy seguro de que cortarías mucho más rápido.
—No tengo tiempo para afilar la sierra —dijo el hombre enfáticamente—. Estoy demasiado ocupado aserrando.
Eso pasa muchas veces con la formación. No dedicamos tiempo a enseñar a nuestros subordinados porque no podemos dejar de «hacer sus tareas» y no tenemos tiempo. Hay que diferenciar entre gastar el tiempo e invertir el tiempo.
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La fábula dle pato, el conejo, la ardilla y la anguila
Un día los animales decidieron que tenían que organizaron una escuela, de modo que adoptaron las asignaturas de correr, trepar, nadar y volar, obligatorias para todos los animalitos.
El pato era excelente en natación, mejor incluso que su instructor, y obtuvo muy buenas notas en vuelo, pero pobres en carrera. Con el objeto de mejorar en este aspecto tenía que quedarse a practicar después de clase, e incluso abandonó la natación. Esto duró hasta que se le lastimaron sus patas de palmípedo y se convirtió en un nadador mediano. Pero el promedio era aceptable en la escuela, de modo que nadie se preocupó, salvo el pato.
El conejo empezó a la cabeza de la clase en carrera; sin embargo, tuvo un colapso nervioso como consecuencia del tiempo que debía dedicar a la práctica de la natación.
La ardilla trepaba muy bien hasta que comenzó a sentirse frustrada en la clase de vuelo, en la que el maestro le hacía partir del suelo en lugar de permitirle bajar desde la copa del árbol. También sufrió muchos calambres como consecuencia del excesivo esfuerzo, y le pusieron apenas un suficiente en trepar y un «insuficiente» en correr.
Al final del año, una anguila anormal que nadaba muy bien y también corría, trepaba y volaba un poco, tenía el promedio más alto y le correspondió pronunciar el discurso de despedida.
Conclusión: Muchas veces no merece la pena empeñarse en aprender tareas para las que no se tiene capacidad. Es mejor centrarse en las habilidades innatas y esforzarse en desarrollarlas.
Segundas oportunidades. Anécdota empresarial.
A lo que Watson respondió:
«¿Lo dice en serio?. ¿No le parece que es el peor momento?. Acabamos de invertir gran cantidad de dinero en su educación«.
¿Volvería ese gerente a cometer un error?, ¿cómo será ahora la lealtad a la empresa y hacia su jefe?, ¿estará motivado en el trabajo?, ¿el resto de la empresa cómo reaccionará?.
Hay errores y errores. Unos motivados por la confianza, otros por la dejadez, otros por la mala suerte, otros por la falta de conocimiento, otros… Pero si en una empresa no se pueden «descubrir» ante el jefe los propios errores con la intención de mejorarlos ¿hay acaso mayor error que el permanecer en el error?
La ley del tiempo
Es una constante universal que dice así:
«Sin presiones de tiempo todo esfuerzo disminuirá con la tendencia a cesar por completo«.
También se puede formular de la siguiente forma:
«Sin presiones de tiempo todo proyecto se expande hasta abarcar el tiempo disponible«.
Si tengo una semana para preparar una presentación o escribir una carta, primero lo pienso, la repito, un día antes la escribo y, en el último minuto, la envío por mail. Sin embargo, si sólo tengo una mañana para preparar dos presentaciones, en esa misma mañana las termino.
No es el ritmo del trabajo rápido o lento lo que hace que terminemos a tiempo nuestras actividades, sino que es el plazo proporcionado lo que hace que el ritmo de trabajo sea rápido o lento.